#NoTeVayasTrapito

¿Quién no quiere a Barovero? Probablemente, un extraterrestre. Ni Gigliotti debe guardarle rencor al arquero de River.

Desde que Trapito llegó a Núñez, el maridaje de atajadas clave y extrema humildad hizo que el tipo sea algo así como irresistible para el hincha y querible y respetable para el resto. Pero el tipo no está del todo cómodo, así y todo. Prefiere otra cosa, prefiere menos flashes y menos gente y menos presión y hasta menos dinero, tal vez: Barovero está casi decidido a irse de River en junio (siempre y cuando el equipo no siga en la Libertadores, que frena antes de las semis por la Copa América) y hay mucha gente dispuesta a no permitírselo: de acá no te vas.


“Trapito es de River, de River no se va” o “No se va, Trapito no se va, Trapito no se va, Trapito no se va” ya son los prólogos a todos los partidos que se juegan en el Monumental, cuando el cordobés sale a precalentar con Tato Montes y Chiarini o Batalla. No son cantitos con mucha inventiva: son directos, cortitos, reiterativos, circulares, como para que al arquero se le queden dando vueltas en la cabeza.

Algo así como los hashtags de Twitter que miles y miles de hinchas viralizaron ayer: #QuedateTrapito y #NoTeVayasTrapito. Barovero no tiene redes sociales, evidentemente, pero se enteró de la movida rápidamente. Los HT llegaron a ser tendencias en todo el país en cuestión de minutos y a cada uno se le adjuntaba un mensaje y/o una foto que apuntaba directo al corazón de Barovero. ¿Más? Sí: también se empezaron a mover con la consigna de que mañana todos los hinchas vayan a la cancha con el buzo verde.

Ese tipo que llegaba a River con perfil bajo, con cara y físico de oficinista, que incluso despertaba alguna duda por no ser el prototipo de arquero que siempre atajó en el club. Flaquito, desgarbado, el arco más grande del mundo a sus espaldas parecía más grande todavía cuando anunciaron que arribaba libre de Vélez. Y Barovero demostró que, como Clark Kent es periodista durante el día, el tipo es oficinista cuando no está en el campo de juego. Que cuando se pone los guantes, cuando se pone la camiseta verde que ya quedó marcada o de cualquier otro color, y cuando se pone la capa, es ni más ni menos que un superhéroe.



Idolo de niños y adultos, Barovero salvó tantas veces a River en todo este tiempo que nadie puede imaginarse al equipo sin él, desprotegido. Con ese perfil bajo llegó a salir campeón del torneo local, y de la Sudamericana (tal vez el mejor campeonato de su vida) y de la Libertadores y de la Recopa y de la Suruga y llegó a ser cara en banderas, llegó a que la gente le dedicara cuadros con su retrato, a que se lo tatuaran con el dedito hacia arriba en ese festejo tan calmo como desaforado después de atajarle a Gigliotti el penal más recordado de la historia, a que armaran tortas de cumpleaños. Barovero llegó a atajarle más de una pelota imposible a un tal Messi. A ser el capitán de River, ni más ni menos.

Hoy la gente le suplica que se quede. Y no será fácil: Veracruz, Monterrey y Cruz Azul ya merodean y tuvieron contacto con su representante para llevárselo en junio, el Sporting Lisboa también preguntó por él, y aunque él mismo dijo en conferencia de prensa que todavía no está cien por ciento decidido, la postura de priorizar a su familia la tiene bien masticada. Y no por un tema económico: “Habló clarito conmigo en enero, durante la pretemporada. En lo económico, está convencido de lo que ofrece River. Dijo: ‘Si fuera por eso, pondría mi casa detrás del arco’. Desde ese día no volví a hablar más con él del tema, pero es personal. Es un tema que decide él”, dijo en los últimos días el presidente Rodolfo D’Onofrio al respecto.

Y Gallardo ya se imagina un equipo sin él ni Vangioni (queda libre) para el segundo semestre del año, aunque también está pendiente de que al arquero le toque cierta “fibra íntima” el cariño excesivo de tanta gente. Mejor dicho: que le toque la fibra indicada para que Trapito reconsidere su idea de irse del club que más satisfacciones le dio y le habrá dado cuando decida ponerle fin a su carrera: #NoTeVayasTrapito.
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